jueves, 25 de noviembre de 2010

Los valores entran por la casa

Hoy en día no es de extrañarse que se escuchen en la calle comentarios sobre robos, muertes y secuestros, y es que a Caracas la han identificado como una de las ciudades más inseguras de Latinoamérica, después de Ciudad Juárez en México y Sao Paulo en Brasil. Un ejemplo de esto son las muertes que se contabilizan en un fin de semana sobrepasando las 20, sólo en el área Metropolitana, el promedio de víctimas que se maneja es desde los 15 años hasta los 30.

Pero ¿Por qué ese ascenso en la inseguridad, que según familiares, tres décadas atrás no era tan alta? Pienso que este aumento es como una cadena, el primer eslabón: el núcleo familiar, debido que los más cercanos a nosotros deben formarnos bajo principios y valores éticos desde que somos infantes para llegar a ser buenos ciudadanos. El segundo: nuestros maestros, profesores, y el tercero: compañeros de clases y amigos.

Lo más triste de esto es que la gran mayoría de los victimarios son jóvenes menores de edad, y muchos de ellos terminan en centros de rehabilitación para menores pudiendo no pasar la mayoría de edad, y otros que siendo adultos entran en penitenciarias o cárceles pasando sus últimos días en ellas.

Ustedes se preguntarán: "¿Pero qué tiene que ver esto con los videojuegos?" Pues en los videojuegos se puede encontrar mucha violencia, desde el más insignificante hasta el más complicado y elaborado. 

Trabajo Redacción

             Con la piel morena y de estatura mediana es una persona muy carismática, que desde pequeño le gustó la música, sin embargo, su carrera artística la comenzó a los 28 años. Con un bigote muy característico de él y sin cabello, ha hecho que muchas personas en Venezuela y el mundo disfruten bastante de su música. Haciendo presentaciones donde se puede ver toda la energía que desborda. En el año 2009 sufrió un ataque al corazón, pero se logró recuperar de manera eficaz y hoy en día las personas siguen disfrutando de sus presentaciones, música y su famosa frase: “¡Sabroooooso!”.